Cisterna Basílica

También conocida como Yerebatan Sarayi o Yerebatan Sarnici, es uno de los sitios turísticos preferidos y casi obligatorios cuando realizamos un viaje a Estambul. Fue construida en la era bizantina durante el reinado de Justiniano I (año 532 d.C) como una precaución ante la posible destrucción del acueducto de Valente durante los asedios.  Este último recibía sus aguas del bosque de Belgrado y servía de suministro de agua principal para el imperio Bizantino

Actualmente, los millones de turistas que la visitan por año la Cisterna Basílica quedan sorprendidos por el gran tamaño de la cámara con 140 por 70 metros de largo y una capacidad para albergar unos 100.000 m3 de agua.  

El techo de la Cisterna Basílica esta sostenido por un total de 336 columnas de mármol de 9 metros de altura dispuestas de forma consecutiva creando largos pasillos. Las columnas fueron traídas desde templos paganos de Anatolia con capiteles de variados estilos artísticos, en su mayoría corintos, jónicos, y en algunos casos dóricos

Uno de los atributos peculiares de la Cisterna Basílica es la presencia de dos bases columnares que poseen la forma de cabezas de Medusa y que tienen su origen en el imperio romano. Se piensa que estas cabezas de Medusa se encuentran invertidas de forma que se anulen los poderes letales de la Gorgona, que convierte en piedra a todo aquel que la vea directamente a los ojos. 

A lo largo del tiempo la Cisterna Basílica ha sido sometida a distintas remodelaciones para fortalecer su estructura, sin embargo, aún conserva su esencia artística de la época bizantina. Por esta razón siempre está incluida en los paseos por Estambul, en especial en los que se visita Santa Sofía, debido a su cercanía.